25.11.07

Las alfombras del Alcalde Gallardón

Foto: la baronesa abrazada a un roble en el Pº del Prado. Primero fue “la alformbra verde” . Perdimos el Manzanares, su cauce, el arbolado de rivera que aún conservaba para “ganar” un cauce artificial de hormigón encajonado entre dos grandes túneles de cuatro carriles y dos grandes colectores. Cayeron con las obras las acacias del Pº de Virgen del Puerto, los plátanos de la Avda de Portugal, la parcela de medicinales de la Casa de Campo, parte de su tapia histórica y de su arbolado, la puerta del Rey con su escudo republicano, el tunel de Bonaparte que comunicaba el Campo del Moro con la Casa de Campo, además de las pérdidas en arbolado y espacios verdes sufridas por los Parques de la Arganzuela y Tierno Galván. Todo para ocultar los coches debajo de una alfombra en lugar de reducir el uso del coche en la ciudad para ganar calidad del aire y espacio público para las personas. Pero no terminamos de ver la alfombra, se han secado la mitad de los cerezos importados de Italia y plantados en maceteros sobre el túnel de la Avda de Portugal, y otro tanto ha ocurrido con el llamado Salón de Pinos y mientras tanto el “Proyecto Río” que nos traerá parques, carriles bici, playas y seguramente terrazas sigue siendo un deprimente erial de escombros. Pero seguro que todo queda muy bonito, aunque sea con césped artificial y árboles de quita y pon que alguna empresa privada irá reponiendo a medida que se vayan secando. ¿Para qué aprovechar la existencia de Viveros Municipales donde crecen especies aclimatadas a Madrid, pudiendo importar ejemplares muchos más caros y que tiene la ventaja de secarse pronto y necesitar ser repuestos? Al menos podremos bajar en bici a la Casa de Campo sin sufrir el tráfico y de hecho ya no entran coches por la Puerta del Rey. ¡Vivan las alfombras, los salones y los palacios de la Villa y Corte! Pero el proyecto estrella de la legislatura –además de tapizar con la alfombra verde lo que queda del Manzanares- será la remodelación del eje Prado Recoletos. Aquí el Alcalde quiere recuperar el Salón del Prado, espacio peatonal histórico perdido con la invasión de vehículos a motor. Una enorme alfombra de granito cubrirá la actual calzada próxima al museo del Prado, Velázquez mirará hacia el Museo desde una mayor distancia y quien sabe si volveremos a tener también calesas para dirigirse a la nueva sede -Palacio del Ayuntamiento en Cibeles. A cambio perderemos unos cuantos árboles centenarios y catalogados y un carril bus discurrirá por lo que ahora es un bulevar histórico donde contemplar la fuente de Apolo, reponerse de los calores de agosto y del estrés ciudadano o abrazarse a un viejo tronco en un momento de depresión o melancolía. Hay árboles que tienen muy mala idea y crecen durante cientos de años justo donde un prestigioso arquitecto diseñará un día un carril bus. Gallardón dice –y repite “El País”- que no se tocará ningún árbol, pero sus arquitectos le cuentan que no será posible y unos cuantos serán irremediablemente talados sin consideración a su avanzada edad. Cosas de la modernidad. El otro proyecto estrella ya está funcionando y el alcalde luce nuevo despacho minimalista en el Palacio de Correos, más suntuoso y emblemático que el de Esperanza Aguirre en la antigua Casa de Correos y luego Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol. Pero hay más alfombras en la Villa y Corte y alguien muy mal intencionado ha levantado una dejando al descubierto una trama de corrupción que se remonta a los primeros tiempos de Alvarez del Manzano si no antes. Que inoportuna la Guardia Civil organizando semejante guateque que enturbia el reluciente futuro del alcalde centrista repudiado por su Propio Partido y ganador por goleada de cuatro elecciones consecutivas. Y yo me pregunto, ¿llegaremos algún día a tener los madrileños una alcaldesa (o alcalde, si no hay otro remedio) que se preocupe menos por las alfombras, los salones y los palacios y más por los parques, el arbolado, la reducción del tráfico y la reconquista de los perdidos bulevares, la calidad del aire, amén de las necesarias dotaciones sociales, deportivas, culturales... francamente deficientes en algunos barrios y distritos? ¿nos devolverá a los vecinos de Chamberí nuestro perdido Parque de Santander –el único parque público en un distrito de más de 200.000 habitantes- retirando el césped artificial, las gigantescas grúas y vallas del campo de entrenamiento de golf y la contaminación lumínica y despilfarro energético de su abusiva iluminación nocturna? Entretanto el alcalde Gallardón recibirá a sus ilustres visitantes en su nuevo Palacio, lejos de la molesta oposición que se queda en la calle Mayor, -nada de oposición en la alcaldía o en gerencia de urbanismo –antes en Guatemala, pronto en guateque-peor, digo en el viejo Mercado de Legazpi y futuro prodigio de modernidad vertical-. Les mostrará sus flamantes túneles, envidia de cualquier desarrollista que se precie y tal vez para amortizar la inversión le preste la taladradora “Dulcinea” a su queridíssima amiga y antagonista Esperanza Aguirre para que pueda horadar el Monte del Pardo a su gusto. Como diría Wyoming... “la que está liando Zapatero!”

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