11.4.08

La nueva legislatura y las perversiones del sistema

Laminados los aliados de la anterior legislatura (IU y ERC), el PSOE ha preferido la elección de Zapatero en segunda vuelta a intentar un dificil acuerdo de legislatura con CiU o PNV. Parece lo más razonable, en las actuales circunstancias. Nuestro sistema electoral hace que el sistema de partidos evolucione cada vez más hacia un bipartidismo imperfecto, en el que el papel de partido bisagra queda en manos de CiU y PNV. Por un lado los dos grandes partidos se ven abocados a una lucha sin cuartel forzando una polarización de la vida política que no se corresponde con una sociedad cada vez más compleja y plural. Por otro lado, los nacionalistas moderados adquieren un protagonismo excesivo. El tiempo dirá si IU es capaz de superar su crisis, así como si el nuevo partido de Rosa Diez (UPyD) tiene futuro y como se situa en el mapa político. Poco a poco van en aumento las voces que piden una reforma electoral que permita la representación -casi podría decirse la supervivencia- de las minorías políticas, pero está claro que no es una prioridad para los socialistas y que los populares ni se lo plantean. En cualquier caso, todo hace pensar que el nivel de histrionismo de la pasada legislatura se verá notablemente rebajado. El llamado "debate territorial" seguirá teniendo un peso importante, pero los resultados del 9 de marzo implican algunos cambios significativos. Los excelentes resultados de los socialistas en Cataluña y País Vasco, parcen indicar en ambas comunidades una apuesta por el federalismo frente a los excesos y la demagogia del PP por un lado y el soberanismo periférico por otro, aderezado muy probablemente por el apoyo al coraje demostrado por Zapatero al intentar el fracasado proceso de paz. Pero en Madrid y Valencia, se produce el efecto contrario: el PP crece y aparece UPyD con un discurso muy crítico con el estado de las autonomías (una de sus propuestas estrella es la devolución de las competencias en educación al estado central). Sin embargo, el estado autonómico no solo goza de salud, sino que además ha ido creando una realidad política cuasifederal que afecta también a los dos grandes partidos. Después de la agria actitud del PP en la pasada legislatura, los dos grandes partidos -el PP algo más centrado y el PSOE menos dependiente de sus aliados parlamentarios-, deberían ser capaces de llegar a algunos acuerdos básicos. Además de un tema tan urgente como el de la Justicia, el acuerdo debería también desbloquear la necesaria reforma constitucional, rematando el sistema autonómico con un Senado convertido en cámara federal. Por lo que se refiere al tan cacareado "desarrollo sostenible", las perspectivas no son muy halagueñas. La salida de Crisitna Narbona, y el anuncio por Zapatero en el discurso de investidura de la necesiad de acelerar la ejecución de obra pública para contrarrestar el parón de la construcción, no son buenas noticias. Está claro que no habrá revisión del Plan Estrategico de Infraestructuras de Transporte, sino todo lo contrario: más autopistas y más AVE caiga quien caiga (árboles, lugares con protección ambiental, tren convencional, etc.) Es cierto que existe una estrecha relación entre la Agricultura y la Pesca y el Medio Ambiente, pero igual o mayor es la que hay entre el Medio Ambiente y las políticas de los Ministerios de Hacienda, Industria y Fomento. ¿Por qué no haber creado uan Vicepresidencia para la Sostenibilidad capaz de cohesionar la estrategia medioambiental en todas las áreas del Gobierno? ¿Por qué no "Medio Ambiente e Industria", o "Medio Ambiente y Fomento"? Por otro lado la debilidad de la Comisión Europea para hacer cumplir las directivas europeas en materia de medioambiente, limitándose a legalizar aposteriori las tropelías de las distintas administraciones dejan en papel mojado los compromisos europeos en la defensa del Medio Ambiente. Son malas noticias para quienes defendemos otro modelo de desarrollo. Tal vez deberían incluir en la reforma constitucional pendiente la sustitución del catolicismo por el desarrollismo como religión mayoritaria. Religión que tiene sus santos (san Fernando Alonso), sus rituales (la publicidad y el amor a ese sagrado objeto de deseo que es el coche o el adosado, sus procesiones (cualquier atasco cualquier día del año) y sus mandamientos -unos pocos minutos en la vida de un conductor tienen más valor que la vida de un peatón o un ciclista y no digamos ya que la salud-No son buenos tiempos para las minorías políticas. Seguiremos asfaltando nuestros espacios naturales, garantizando un pírrico creciemiento económico para hoy y la catastrofe ecológica para mañana: "vivan las cadenas: coches "ecológicos" y autopistas para todos" cuando se acabe el petróleo, desparezcan algunas ciudades por la subida del nivel del mar y suframos sequías, huracanes y hambrunas, tal vez la gente dejará de adorar al ídolo de la edad posmoderna: el flamante bólido que nos proporciona estatus a cambio de unos cuantos millones de árboles o algún grado de más en la temperatura del planeta. Por lo demás, cabe esperar que se produzcan algunos avances -si es que hay presión social suficiente-en temas como la ley de plazos del aborto, la laicidad del estado o la necesidad de abrir al menos el debate sobre la eutanasia.

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