La aparición de EQUO en el panorama político de nuestro país
supuso la construcción de un referente político federal de la Ecología Política
que hasta entonces no había existido. La inmensa mayoría de quienes habíamos
participado en el movimiento verde nos sumamos a este proyecto dejando atrás
años de divisiones, conflictos, reinos de taifas, egos y en definitiva
incapacidad para construir de forma cooperativa. Las bases verdes agrupadas en
la Coordinadora Verde habíamos empezado ya un proceso de convergencia que poco
tenía que ver con los usos de la vieja Confederación donde se agrupaban
partidos verdes autonómicos en la mayoría de los casos muy irrelevantes. Pero
EQUO era más que eso. El equipo promotor proporcionaba una visibilidad y una
solvencia que hasta entonces no había tenido el movimiento verde en España.
Muchas activistas sin experiencia política previa se unieron a un proyecto
fresco e ilusionante que añadía a la ecología política las nuevas formas
participativas y horizontales ligadas tanto al 15M como a las nuevas
tecnologías.
Han pasado tres años desde entonces y un auténtico terremoto
político con la irrupción de Podemos que ha protagonizado el empoderamiento
ciudadano por el que nosotras también apostábamos.
Desde diferentes ámbitos externos pero próximos a EQUO llevo
tiempo oyendo que somos demasiados blanditos, demasiado sosos, que no logramos
transmitir un mensaje que enganche y emocione. Muchas veces se argumenta que
nuestro proyecto es un proyecto “amable”. Si con ello nos referimos a un
espacio de trabajo cooperativo, basado en el respeto y la confianza, me
identifico con esa “amabilidad” que considero imprescindible. Pero hasta el
mismo Al Gore hablaba de una “verdad incómoda” refiriéndose a los retos del
Cambio Climático, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos.
El regimen del 78 y su legitimidad se desmorona cada día por
la suma del austericidio que suponen los recortes impuestos por la Troika, la
monumental estafa de las burbujas inmobiliaria y financiera y los sangrantes
casos de corrupción que afectan a todas las instituciones. La irrupción de
Podemos ha sabido traducir la indignación en una nueva fuerza política que a
día de hoy según se rumorea ha alcanzado la posición de primera fuerza política
en intención de voto en el último sondeo del CIS, tras haber pulverizado a IU y
sobrepasado al PSOE.
Sabemos que Podemos apuesta por ocupar la centralidad del
espectro político con una propuesta centrada en la denuncia de la corrupción y
propuestas económicas basadas en la redistribución de la riqueza y la inversión
pública para lograr un crecimiento económico que no tiene en cuenta, o cuando
menos minimiza, los límites del crecimiento que impone la crisis ecológica
global y el principio del fin de la Civilización Industrial.
El papel de EQUO es muy difícil, al no haber logrado entrar
en las instituciones ni en las generales de 2011 ni en las sucesivas
autonómicas y haber logrado entrar en el Parlamento Europeo sólo con la ayuda
de Compromis. Nuestra pertencia al PVE, el eurodiputado compartido con Compromis
y la convergencia de lo mejor del movimiento verde son nuestros principales
activos, pero seguimos sin arrancar en el ámbito local que es donde historicamente
ha cuajado la ecología política y donde más fácil resulta transmitir nuestras
propuestas.
Reconociendo el importante papel que ha jugado el nucleo que
inicio el proyecto EQUO y muy especialmente Juantxo López Uralde que lo ha
personificado en gran medida, creo que es necesaria una reflexión y un cambio
en la forma en que transmitimos nuestro mensaje.
Por otro lado, nos guste o no, debemos prepararnos para una
época de recursos escasos en la que sólo podremos sobrevivir ajustándonos a
nuestra realidad económica. En el presente ciclo electoral, tenemos muy difícil
obtener representación en el ámbito municipal y autonómico. Salvo algunos
municipios donde ya tenemos presencia desde hace años como Alahurín, Puerto
Real, Villena y algunos otros, en el mejor de los casos lograremos estar presentes
con candidatos propios en algunas iniciativas municipalistas, que nos darán una
visibilidad y recursos económicos limitados.
Con frecuencia siento la tentación de pasar a un segundo
plano y desde luego estoy convencido de que necesitamos compañeras más jóvenes
que adquieran un creciente protagonismo. En ese sentido pienso que tenemos una
buena cantera como pudimos comprobar en nuestras primarias para las europeas y
en este proceso actual para la renovación de la CEF. Yo no me presento como
candidato a coportavoz contra nadie, mucho menos contra Juantxo a quien admiro
y respeto. Pero me parece sano que haya otras opciones. He expuesto en mi
candidatura mis limitaciones. Creo que también tengo algunas fortalezas como mi
activismo en las causas LGTB, discapacidad, cultura, movilidad ciclista,
animalismo y mi convencimiento de que la Ecología es inseparable del Feminismo.
Me gusta mucho ese lema que dice “el futuro será verde o no habrá futuro” pero
creo que le falta añadir que será protagonizado por las mujeres. Mujeres como
Wangari Maathai y en general por todas aquellas que han sabido combinar la
lucha contra la pobreza y la crisis ecológica con el empoderamiento de las
mujeres. No creo que sea suficiente con garantizar la paridad en nuestros órganos
y listas electorales. Creo que desgraciadamente EQUO ha fracasado, en cierta
medida, en la incorporación de la visisión ecofeminista. Los micromachsimos,
muchas veces inconscientes e involuntarios nos hacen mucho daño.
Me gustaría que la nueva CEF que vamos a elegir la figura de
la coportavoz tuviera tanta o más presencia que la del coportavoz. En ese
sentido entiendo que los escasos recursos que podamos tener para la Portavocía
deberían repartirse de forma igualitaria entre ambos coportavoces, ya que la
disponibilidad dependerá en parte de la posibilidad de tener algún apoyo
financiero.
Por mi parte tengo una gran disponibilidad por estar
desempleado pero al mismo tiempo disponer de una renta que garantiza mis
necesidades básicas. Creo que tengo alguna capacidad para comunicar poniendo
pasión en el mensaje. No soy especialista en casi nada pero tengo una visión
global y cierta experiencia política -ninguna en el ámbito institucional, toda
en el activismo casi siempre en causas difíciles y minoritarias-.
En mi opinión los portavoces deben transmitir el mensaje,
pero el discurso y la estrategia sólo podemos construirlos entre todas
Trabajaré con espíritu de colaboración y entrega si resulto
elegido para formar parte de la CEF.
En el caso poco probable de resultar elegido coportavoz, la
responsabilidad que eso supone me llevará a priorizar ese compromiso sobre
cualquier otro ámbito de mi vida. Tengo la suficiente energía y salud para
afrontar el reto. Hace años que llevo una vida saludable, cuidándome mucho por
prescripción facultativa. Y ha dado resultado, hace 22 años que no tenía tan
altas las defensas!
1 comentario:
Muy bien, Ramón!!! Tu trabajo y tu compromiso son encomiables.
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